lunes, 16 de mayo de 2011

Herméticos

Me había quedado dormida, sólo unos malditos minutos
A los cuales les lloré e insulté.
No podía ser impuntual ese día. Justo ese día.
Iban a repartir las cajas, y yo quería que me toque la mejor o al menos la que yo consideraba que era la mejor.

Recibí, finalmente, una caja celeste. No era el color que precisamente yo quería. Pero bueno, no era tan fea al fin y al cabo.

Salí a la calle, 14° de temperatura, humedad 96%, mi cicatriz saludándome con la mano.
Mi caja era distinta.
¿Sabés que tenía adentro?
Vos.

Estaba llena de vos. Muchos vos. Ninguno de esos vos me decía como se llamaba, pero yo, en el fondo sabía.
Me encantaba hacerme la olvidadiza, la ignorante, la desconocida.

viernes, 6 de mayo de 2011

Larga la vista

Tengo una ventana que tiene vista al mundo en sí,
en un tajito que se me hizo en el dedo pulgar.

Por esta ventana, veo a muchísimos chinos yendo al cine,
a unos marroquíes riéndose de un sweater mal tejido,
e incluso veo esquimales poniéndose crema en las manos.

Cuando me asomo mucho, ellos me ven,
me saludan,
y a veces me piden les cante una canción.

Pero yo me niego, les digo que me da vergüenza,
y que canto mal porque estoy resfriada.