estaba totalmente segura,
Si bien, en dos andenes diferentes vi a dos personas con el saco mal abotonado (léase un botón metido en el ojal equivocado), la puerta del tren paró justo delante mío.
Qué alegría inmensa sentí. Pude elegir el lugar donde dormir siete estaciones mientras apoyaba mi cabeza en una mano, y la gente pensaba que estaba preocupada por algo.
Pero no era así. Nomás hablaba conmigo hasta que dos lapiceras cortaron mi conexión con el mundo subconciente y el chico de remera de colores se rió de mí.
Autoliniers: 2014-10-18
Hace 10 años