miércoles, 3 de noviembre de 2010

Mordillo ABCDEFGHIJKL

Cómo nos gustaría que huelas igual que los señores que viajan al lado mío,
Insoportablemente esto se transforma en un verano galopante,
un verano que pende de un hilo,
un hilo de encía, placentero entre los dientes.

Mientras vos nadás en aguas profundas, yo circulo en un cúmulus nimbus.

domingo, 22 de agosto de 2010

HARINA

- Sos blanquita como la miga, ¡Qué esponjosa te ponés!
Estás para apretujarte toda, que te vuelvas comestible y sabrosa.
- Ay, por favor, no me digas así...te me quedás entre las manos y sos suave e incómodo a la vez, si te acercás, estornudo.

- ¿Qué pasa si te apreto el pecho izquierdo?
- Me dolería.
- Y pero...¿No se haría chiquito como la miga estrolada contra mis torpes dedos?
- Más todavía, no creo. Pero a ver, decime: ¿Qué pasa si te dejo apretarme, me duele, y entonces se me da por pensar, que hoy sos ese pan fresco del día anterior?
- ...

miércoles, 28 de julio de 2010

Quedamos

No puedo imaginarte abrigado, con una bufanda y un sobretodo. Imposible.
Teníamos mucho calor, del insoportable.
Sin embargo, yo me vestí con muchas capas de ropa, así al menos tardaba un poco más antes de irme a dormir. Vos sabés que se me vuelve difícil esto de acostarme y navegar entre el algodón de la almohada, tragando agua cada vez que encuentro el blanco de tu ojo.

Ya ni me acuerdo qué día era, en el que me preguntabas por cada prenda que vestía.
Que por qué el color de mis medias, que dónde había comprado mis cordones nuevos, que desde cuándo me gustaban las remeras cortas, etc etc.
Y yo, en lugar de contestarte, por cada pregunta que hacías, me cortaba un mechoncito de pelo. Lo levantaba con mis dedos frente a mis ojos y lo medía comparándolo con tus manos, inquietas por tanta curiosidad.

sábado, 12 de junio de 2010

Plano

No fue por decisión unánime, aunque si mal no recuerdo, vos y yo al unísono dijimos algo similar...y eso lo tomaron como un acuerdo.

Que yo sepa, no acordé nada con vos. Porque ahora no me queda otra que imaginarme tu casa; ser arquitecta de tu memoria, desmecharte todo el pelo, navegar en el empapelado de tu living.
Todo eso, mientras escucho a los peces ladrar.

viernes, 28 de mayo de 2010

F

Un día maldije tu cumpleaños.
No por rechazar un año más de tu vida, si no, por no poder cantarte veinticuatro veces por segundo, el happy birthday to you.


lunes, 3 de mayo de 2010

¡Carraspeá querida!

En el momento menos oportuno (o más inoportuno), me preguntás si me metí un chicle en la boca.
¿Qué clase de preguntas son esas?
Si total qué te importa cuán crujiente es mi mandíbula, cuántas veces me acerqué al piso a escuchar la vibración de tus pasos graves, y lo muy enferma de tos que me pone tu pelo dócil.

Pasear en auto con vos, es igual a un San Valentín a solas,
una caída de sistema a punto de pagar la factura.

Ahora bien, ya que no te metaforeás conmigo, al decirte que una plumita me hipnotiza y vos respondiéndome que parece un hilo de flema,
¿Qué mejor que pedirte me exprimas unos limones inmaduros, de verano finalizado?

sábado, 27 de marzo de 2010

Ahora tengo

La naríz más notoria aún, el pelo más aplastado, las cejas imposibles de peinar. La boca finita, una diente roto por comer rápido, felíz y contenta de haberte conocido.

El plano es muy fácil de resolver:

Coordenadas X; Y.
Vos sos "X", muy horizontal. Yo soy "Y", vertical, a veces parábola.

(X;Y)
Yo estoy en el 7 y vos en el 5.
Me uno con el 2, y vos conmigo. Con el 7.

Somos impares, vos sos un cinco. ¿Te das cuenta? ¿Por qué tenías que ser un cinco?. ¿No entendés que si sumás conmigo, resultamos en un "12"? Yo quiero ser más que un doce, más que un año.
Quiero que sumemos por estaciones, de 3 en 3. De verano a otoño, y así. Aunque a otoño ni llegamos.
Tanto que pensaba bailarte como una hoja que cae de un árbol... para después convertirme en ese crujido placentero, cuando me pises sin querer y me rompas de casualidad.

El lino te queda tan bien. El amarillo no. Parecés un pato amargado, salido de mi vista.

sábado, 20 de febrero de 2010

Moderno - Capítulo II

Yo te quiero decir algo: no pensé que iba a encontrarte como gerente ni nada por el estilo, de ese hotel.

Fui con la idea que vos no tenías nada que ver, que simplemente no sabías que había un hotel que se llamaba como vos. Porque no creo que si lo sabías, me lo hubieses ocultado; sabías que no me iba reír.

La habitación que me dieron era medio incómoda, te dije. Más allá que los muebles olían dulce, la cama… la cama no solo tenía el tamaño de una cámara de fotos, si no que se comportaba como tal:

Me quise tirar de espaldas a la cama, confiada que era tan confortable como parecía, cuando en la caída me golpeé la cabeza contra el respaldo. No sabés como sonó.

Se me desacomodaron todas las ideas que tenía, hasta te nombré con las letras al revés, pensé que estabas al lado mío y todo.

Perdoname que te cuente esto, yo se como te pone saber sobre golpes en la cabeza.

A vos no te gustaba que nos pase eso, si hasta te daban ganas de llorar cuando yo te contaba de alguien que se golpeó la cabeza contra el respaldo de su cama. No se aún porque, pero siempre me enteraba, al menos una vez en la semana, de alguien que le sucedía. Y al instante, me daban ganas de llamarte y contarte que alguien se había golpeado la cabeza, y hablarte con acento colombiano, para evitar que te angustie la noticia y hacerte reír un poco.

Cuando me golpeé la cabeza en la cama de este hotel, de repente vi todo blanco, fue como un flash de una cámara analógica (así, uno, y fuerte…nada de doble flash para evitar ojos rojos.).

Una vez que me pude levantar, y me acosté despacito, como si cuidase mi ciática, agarré mi libro (lo único que había llevado de equipaje).

Te leí varias veces, faltaba poco para que te aprenda de memoria.

viernes, 12 de febrero de 2010

Moderno - Capítulo I

Busqué tu nombre en Google, y me apareció un hotel.
Me quedé sorprendida, pero después de reírme un rato (¿Y cómo no? no es tan común que te llames igual que un hotel), me animé a entrar. Me imprimí la dirección y esperé a que sea sábado a la mañana para viajar hasta ahí y hospedarme en ese hotel que se llama como vos.

No vas a creer lo que me pasó.
Cuando entro al hotel, un botones (que de hecho los botones de su saco, increíblemente eran del mismo color que tus ojos), agarra mi equipaje y me mira extrañado. Porque mi valija estaba más que liviana.

Y claro. No llevé nada. Si lo único que pensaba hacer, es en la hora en que no hay nadie y la gente sale a pasear, entrar por la ventana de cada habitación y robarme las sábanas de las camas, todas que digan tu nombre. Bueno, no, el nombre del hotel. Para así después doblarlas bien prolijas y guardarlas en mi valija.

Una vez ya en la habitación, siento un olor raro. Era dulce, ya demasiado.
Llegué a pensar que tal vez ese aroma tan exagerado, se debía a que los muebles eran de caramelo, o de chocolate. Si era así, sentía que sarcásticamente iba a ganar esta competencia de acusaciones a mi infantilidad constante.

Después de pensarlo un rato, como total nadie me veía, me acerqué a un escritorio y chupé la madera con asco.

No tenía gusto a golosinas. Tenía mucho gusto a tus brazos.

Me decepcioné de tal forma, que me acerqué a la ventana, y repudié tu nombre hasta quedarme afónica.

La gente de la habitación de al lado, me miraba extrañada.
Estaba gritando el nombre del hotel. No. Era tu nombre.

martes, 26 de enero de 2010

BU

Cuando estoy con vos, me asusto más seguido.

Cualquier sonido extraño puede hacerme salir el corazón por la boca. Igual yo se que te gusta cuando pasa eso, porque venís con mi corazón en tu mano y me hacés abrir la boca muy grande y te reís mientras tratás de que lo trague y devolvérmelo a su lugar.

A mi me da un poco de miedo los papeles de tus pantalones, asi que cuando vos no mirás, te meto la mano en los bolsillos y te los saco. Después los guardo en mi cajón de la mesita de luz, y cuando te fuiste, los huelo un poco.

A veces hay tanto eco que prefiero entonces meterme en el baño a hablar por teléfono para que después vos aparezcas, justo cuando abro la puerta.
Y otra vez diga esa expresión de susto y me lleve la mano al pecho.
Así entonces, vos me abraces algo.

miércoles, 20 de enero de 2010

Una tuerca para este tornillo

- Hola, estoy buscando una tuerca para este tornillo.
- No, mirá, me quedan solo estas...pero no creo que te vayan, sos muy linda.

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- Hola, estoy buscando una tuerca para este tornillo.
- A ver, dejame fijarme...
- ...
- Ahora que te veo, creo que no me quedan de las que me pedís...¿Estás comiendo bien vos?
- Sí, ¿Qué tiene que ver? yo quiero una tuerca, para este tornillo . (Leves nervios)

- No, lamento desilusionarte...no tengo más.

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- Hola, estoy buscando una tuerca para este tornillo.
- (Risas)
- ¿De qué se ríe?
- No nada, es que es medio difícil en esta época del año conseguir una tuerca para ese tornillo.
- No me diga eso, porque hace bastante tiempo que me dicen lo mismo. Yo solo quiero una tuerca para este tornillo. (Luego, leve sollozo)
- Mirá, ¿Sabés dónde se me ocurre que puede haber?
- ¿Dónde? - (Leve deglución de sollozo)
- Tenés que cruzar esta avenida, después vas dos cuadras más en contra de los autos, y ahí seguro que encontrás.

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- Hola, estoy buscando una tuerca para este tornillo.

- Dejame averiguarte.

- No, necesito ya, una tuerca para este tornillo. No puedo dejar que me averigües. No quiero que me averigües. Si querés investigame, pero es la última vez que te lo digo.

miércoles, 13 de enero de 2010

FRANCA

Sí, ya se...cada día estoy más suavecita. Aparte parece increible que suceda así, que cada vez que esos dedos caminan, es como algo al instante, ya, sí, asi...algo ya, que me ponga así de suave.

Esc 08

INT - HAB. - NOCHE

Hola, si, estás vos al lado mío. Bueno, no, no parece.
Yo creo que si seguís con esa respiración poco respetuosa, me voy a seguir haciendo la dormida.

SI.

Lo decidí.

Apretujame, haceme cosquillas, y yo voy a estar dormida. Hasta incluso voy a hacerme la que hablo mientras duerme, y voy a decir, "¿Qué pasa Franco?" y me voy a hacer la que pone cara de triste como si me obligacen a despertar después de tres horas de sueño nomás.
Vos me vas a preguntar quién es Franco y yo te voy a decir, que no conozco a ningún Franco, y me voy a reír excusándome con que deliré.

Si no me preguntás, me voy a levantar como asustada, brusca post pesadilla y te voy a agarrar la cara con una mano, un poco fuerte tal vez y voy a decirte que soñé con un Franco.

Me estás pertubando cada vez más, pienso ponerme encima tuyo y decirte como muchas "E", la palabra "Qué" QUE QUE QUEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEE
y obvio, no vas a entender nada, algo que para mi es mejor, porque quiero lograr ese estado incomprensible.

Acariciame un rato, no sabés donde, yo te digo. Pero después reite un rato, me ponés nerviosa, me voy a hacer la dormida otra vez si no decís algo,

...

Está bien, no digas nada, dejame sentarme a upa tuyo, y sorprendete si te muestro alguna estrella, aunque te las sepas todas vos mentime y asombrate.
Después me gustaría que te agarren ganas de cocinarme unos fideos, no importa si no sabés hacer la salsa. Yo la hago, y podés revolver conmigo.

Ay, sí. Revolver. Se me ocurrió que podés venir a revolver mis sábanas, juntarlas con toda mi ropa, la de invierno y la de verano. Las medias, si tenés ganas, podes mezclar los pares y después esconderlas en mis botas cuando yo me haya quedado sinceramente dormida.

viernes, 8 de enero de 2010

DESESTRUCTURAS NARRATIVAS I

"ESTE ES EL FINAL DEL LIBRO". - dije en voz alta y lo recité:

Era tan necesario pasar mis dedos por la pantalla, había uno de esos bichitos que les encanta la luz artificial (porque al sol nunca los veo pegados). Además vos sabés que mi visibilidad supera los 10 kilómetros normales, permitidos por la naturaleza del cuerpo, de mis ojos.
Sabía claramente que no te gustaba que toque con mi mano la pantalla, y que me ibas a retar y a tratarme como si fuese una infante que te desafiaba.
Justo el otro día me pasó, de estar mirando fijo por un balcón, unas luces lejanas, en el horizonte, tan llenas de ciudad y humedad de Buenos Aires, con ese espejismo de agua que genera el asfalto; me pasó de sentirme caminando entre los montes de esas luces, y cuando bajaba a los valles, los pasaba saltando de dos en dos, me daba miedo estar hundida entre dos montañas, (bah, más que montañas eran mesetas. Qué digo mesetas!. Ni sierras. Lomas tal vez). Bueno, eso. No me gustaba.
Yo caminaba pensando en un video y escuché que me llamabas, pero para hacerme la pícara, me hice la que no te oía.
Así me alejé, me fui a pensar un rato. Y me perdí. No sabía cómo mierda volver.
Pero esta vez no me deseperé. Es más, aunque no lo creas, ni siquiera me puse a llorar.


LLORAR A PUSE ME SIQUIERA NI CREAS LO NO AUNQUE MAS ES. DESESPERE ME NO VEZ ESTA PERO. VOLVER MIERDA CÓMO SABÍA NO. PERDÍ ME Y RATO UN PENSAR A FUI ME ALEJÉ ME ASÍ. OÍA TE NO QUE LA HICE ME PÍCARA LA HACERME PARA PERO LLAMABAS, ME QUE ESCUCHÉ Y VIDEO EN UN PENSANDO CAMINABA YO.

Me gusta empezar a leer libros que ya leí. Es más, siempre te digo lo mismo. Me es difícil (casi imposible) renovar mi biblioteca. Renovar renovar.

Empiezo a leer el libro repetido, pero al revés. De atrás para adelante. Del diez al uno. De la Z la A.

Me gusta recorrerte diferente: de los dedos a la boca. De los dedos a la espalda.
A vos también.